martes, 22 de febrero de 2011

Cine de griegos I



Ulises (Ulisse) de Mario Camerini, 1954, Italia, con Kirk Douglas.

Así como para muchos desde hace unos años y ya para siempre el rostro de Aquiles será el de Brat Pitt, para mí Ulises tiene la cara de Kirk Douglas. Ya hace más de cincuenta años que el actor del hoyuelo en la barbilla interpretó al héroe de Homero. Hemos visto otros Ulises, pero ninguno como él.
No me negaréis que la película de Mario Camerini envejece de maravilla. Sin grandes escenarios, sin apenas efectos especiales, el héroe cobra un mayor protagonismo, precisamente porque así resulta más humano y más solo. Kirk Douglas refleja como nadie el vitalismo chispeante de Ulises, pero también su tono reflexivo, consciente de su condición de hombre zarandeado por la divinidad.
De la película me gustan incluso las licencias de los guionistas. Ese plan de boda entre Nausícaa y el amnésico Ulises, permite explotar a un personaje tan entrañable como la princesa feacia (observad los decorados y vestidos minoicos en el palacio de Alcínoo y Areté, frente al ambiente más “micénico” de Ítaca).
El episodio de Circe, en el que por cierto se resuelven muy bien también la bajada al Hades y la oferta de inmortalidad de Calipso,  nos deja ver la astucia de los guionistas para presentar otra relación extramatrimonial  del marido de la fiel Penélope: la maga Circe está representada por la misma actriz que Penélope, Silvana Mangano, con distinto tinte de pelo. A los ojos del casto espectador es su esposa…
Por último, qué sorprendente resulta ver la violencia en los ojos de quienes la contemplan o en los márgenes ocultos de la pantalla y no salpicando en nuestro rostro. No por ello resultan menos impactante la ceguera del Polifemo o la matanza de los pretendientes.
FJ Pascual febrero 2011

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